Ya tenemos ganadora de nuestro concurso Cervantum, El estudiante electrónico.

Verónica Marín Sañudo, 13 años, ganadora I Concurso Cervantum [2018]

el estudiante electrónico

Verónica Marín Sañudo

Verónica Marín Sañudo, 13 años, ganadora I Concurso Cervantum [2018]

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Era Lunes, 25 de septiembre del año 2028 en Ciudad Celestina, y, Nico, nuestro protagonista, no quería levantarse de su cama, a pesar de que el despertador ya había sonado, señalando que eran las 7:30.

Nicolás Pieldelobo Parraverde, era estudiante de 1º de ESO, y acudía cada día al instituto Fermonsel. Físicamente, era alto, moreno, de ojos grandes de color verde oscuro, una boca pequeñita, nariz proporcionada y piel lechosa. Tenía el pelo rizado, corto, y pecas.

Era un gran adicto a los videojuegos y a la música. Se pasaba gran parte del día encerrado en su cuarto jugando con su portátil. Nico, como todos lo llamaban, estaba enamorado de la chica más popular de su instituto, Ariadna, la cual era una rubia, de ojos castaños, boca diminuta y casi siempre abierta enseñando sus dientes como perlas, nariz pequeñita y respingona, y siempre iba bien vestida. Pero en el fondo no era buena persona. Siempre estaba agrediendo verbalmente a Martina, una chica pelirroja, de ojos grandes y azules, y bastante agraciada. Ésta, estaba profundamente enamorada de Nico, quien no lo sabía, ya que Martina era muy tímida.

Bueno, Nico se levantó aquella mañana deseando que volviera a ser sábado, ya que estaba molido porque la noche anterior se había dedicado a llegar al nivel 20 de un videojuego. Se estaba echando su colonia, cuando su madre le llamó para comer. Le había preparado su desayuno favorito. Comió muy deprisa, y se marchó corriendo con su mochila al instituto.

En el colegio, estuvo todo el rato pensando en problemas que tenía su ordenador y como limpiarlo para poder instalar más juegos. En cambio, Martina se pasó todas las clases mirándole, a pesar se los insultos de Ariadna, que ella no escuchó, ya que estaba absorta en su mundo. Entonces, sonó la campana, y ambos volvieron a la realidad desde sus fantasías.

Ya en casa, Martina comió e hizo los deberes del colegio y se pasó toda la tarde dibujando. Decidió declararle su amor a Nico al día siguiente, a pesar de su timidez.

Mientras Martina disfrutaba a su manera la tarde, Nico decidió ponerse al día con un videojuego que hacía mucho que no jugaba. De pronto apareció su madre, harta del comportamiento de su hijo. Le dijo:

-¡Ya estoy harta de ti y de tus videojuegos! ¡Ponte a hacer ya los deberes o te castigaré el resto de la semana sin ningún aparato electrónico!

Nico, presa del pánico, se puso a hacer los deberes como una bala.

Pero como no había estado atento en clase, no se enteró de que al día siguiente había un examen sorpresa de la asignatura que más aborrecía….Química. El examen era de la tabla periódica y algunos de los descubridores de dichos elementos.

Y así fue como suspendió el examen sorpresa.

El castigo de su madre no tardó en llegar, y se quedó sin portátil ni móvil durante un mes. Nico lloró y suplicó, le pidió piedad, pero ella le respondió bien clarito que la diversión es para los trabajadores.

Al día siguiente le despertaron los gritos de su madre, tan fuertes que se cayó de la cama. Se levanto risueño y se cambió. Estaba en el baño cuando su madre le llamó para desayunar. Hoy tocaba un escaso desayuno. Normalmente, le servía más comida porque, como decía su abuela ‘Desayuna como un rey, almuerza como un príncipe y cena como mendigo’. Pero su madre hoy tenía un día ajetreado e hizo lo que pudo.

Cuando terminó de desayunar, se quedó un rato entretenido hojeando unos libros que tenía allí desde hacía años pero que nunca había leído, y le pareció muy interesante.

En el recreo, Martina le pidió salir, lo cual lo dejó perplejo, por que no imaginaba que aquella chica se hubiera fijado en él, y le contestó que le respondería mañana mejor (no quería precipitarse y echarlo todo a perder).

Sonó el timbre de salida y una estampida de estudiantes invadió las escaleras de salida, incluido él.

Llegó a su casa, comió, e hizo los deberes rápidamente. Como aún le quedaba toda la tarde por delante, se puso a leer. Y estuvo pensando en la propuesta de Martina. Decidió que le diría que sí,  y su mente voló imaginando como sería pasar el tiempo con ella

Aquella noche se fue a dormir con aquel pensamiento rondando por su cabeza.

Al día siguiente estaba deseando ver a Martina, y descubrió la sorprendente realidad sobre Ariadna, ¡que pérfida y maligna era! La castigaron y no volvió a molestar a nadie nunca más.

Mientras que Ariadna acabó mal, el amor entre Nico y Martina se hizo más intenso, más verdadero. Ambos crecieron, se casaron, tuvieron hijos…. y fueron felices y comieron regalices.

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La moraleja de esta historia es que si gastas tu tiempo con los aparatos electrónicos, la vida te pasará delante de tus ojos y no lo percibirás. Disfruta del momento con tus seres queridos y sobre todo, VIVE.

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