En la entrada de hoy vamos a desarrollar, la inteligencia emocional en las altas capacidades.

Generalmente, existen dos mitos o estereotipos muy recurrentes cuando hablamos de altas capacidades intelectuales: por un lado, una persona tímida y con pocas habilidades sociales y, por otro lado totalmente contrario, una persona que tiene grandes habilidades sociales justificándolo en que es inteligente, pero, ¿es esto realmente cierto?

Por una parte, los estudios de Patti et al., (2011) evidencian que las personas con altas capacidades intelectuales presentan una mayor madurez social y emocional que el resto de sus compañeros y compañeras. Por otra parte, Roedell (citado en Patti et al., 2011) demuestra que a mayor grado de superdotación, mayor es la probabilidad de que se experimente problemas de ajuste emocional.

Sin embargo, ambos coinciden en que las personas con altas capacidades intelectuales presentan una mayor sensibilidad, perfeccionismo, intensidad en las emociones e introversión. De esta forma, Dabrowsky (citado en Campo, 2015) afirma que estas personas poseen una alta intensidad emocional e hipersensibilidad hacia los sentimientos de los demás.

Una manera de desarrollar la Inteligencia Emocional en las personas con Altas Capacidades Intelectuales

Muchas de las personas que presentan una gran inteligencia, también han demostrado tener un alto nivel de creatividad, lo que les ha llevado a ser personas exitosas en sus ámbitos de estudio y/o trabajo.  Como ejemplo, Robinson (2015) hace mención a Paul MacCartney, que, a pesar de no tener buenos resultados en el ámbito académico, formó parte de una de las bandas más influyentes de la música popular: The Beatles.

Otras muchas investigaciones también han establecido una correlación positiva entre creatividad e inteligencia como Jiménez et al., (2008) o Marugán et al., (2006). Por esto, vamos a proponer el uso de la creatividad por medio del arte para desarrollar la Inteligencia Emocional.

La enseñanza de estos jóvenes a través del arte, brinda experiencias auténticas de aprendizaje que involucran mente, corazón y cuerpo (Gonzalo, como se cita en Hinostroza, 2018). De forma más académica, la participación en las artes visuales, música, o cualquier otra disciplina ayuda al desarrollo de las competencias cognitivas, sociales y personales (Coleman, citado en Hinostroza, 2018). En la misma línea, Rollano (2005) afirma que el arte le sirve a la persona como medio para expresar sus sentimientos, pensamientos e intereses, mediante una actividad creativa, además de fomentar su autoconocimiento y la interrelación con el medio.

Algunos ejemplos de  actividades que podríamos realizar en este sentido son:

  • Visualización de una obra de arte y expresión de las emociones que puede experimentar la persona pintada, expresión de sus propias emociones según lo que le transmite esa obra de arte o, incluso, imaginar las emociones del artista en ese momento.
  • Con la ayuda de un espejo, realizar autorretratos representando alguna emoción, ya sea de elección libre o imitando alguna obra de arte como El grito de Edvard Munch o El Asceta de Picasso.
  • Hacer una obra de arte abstracto utilizando colores según las emociones que les generan diferentes tipos de música que van a ir escuchando.

En definitiva, tanto la educación emocional como la educación artística son imprescindibles en los centros educativos, independientemente de la edad y de las necesidades educativas del alumnado. Ambas disciplinas ayudan a cualquier persona a desarrollarse como individuos completos y equilibrados lo que les permitirá adaptarse a las numerosas y diversas situaciones a las que tendrán que hacer frente en su vida diaria, dando lugar a adultos más felices y empáticos.

Para identificar la inteligencia emocional en las altas capacidades, puedes asesorarte en nuestro Gabinete Psicológico especializado en altas capacidades 

Referencias

Campo, M. (2015). Regulación emocional y habilidades sociales en niños con altas capacidades intelectuales (tesis doctoral). Universidad Complutense de Madrid, Madrid, España.

Hinostroza, F. (2018, 15 de septiembre). El Arte como Metodología de Enseñanza en la Educación formal; para fomentar: Pensamiento divergente, Gestión emocional e identidad cultural. Reidocrea, 7(18), 202-247.

Jiménez, J. E., Artiles, C., Rodríguez, C., García, E., Camacho, J. y Morales, J. (2008, mayo). Creatividad e inteligencia ¿dos hermanas gemelas inseparables?. Revista española de pedagogía, 240, 261-282. Recuperado de https://www.jstor.org/stable/23766139?seq=1

Marugán de Miguelsanz, M., del Caño, M., Román, J. M., Torres, M. H. y Lara B. (2006). La creatividad en alumnos de altas capacidades. Infad. Revista de psicología, 3(1), 387-396.

Patti, J., Brackett, M., Ferrándiz, C. y Ferrando, M. (2011, 21 de septiembre). ¿Por qué y cómo mejorar la inteligencia emocional de los alumnos superdotados?. Revista Electrónica Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 14(3), 145-156.

Robinson, K. (2015). El elemento. Descubrir tu pasión lo cambia todo. Barcelona, España: Penguin Random House.

Rollano, D. (2005). Educación plástica y artística en educación infantil. Una metodología para el desarrollo de la creatividad. Vigo, España: Ideaspropias.