En las últimas décadas se han producido cambios significativos asociados al concepto de “Inteligencia”. Todo cambio implica reciclaje y actualización tanto por parte de la sociedad como de los profesionales, para poder cumplir con las demandas que cada colectivo requiere.
Existe un sentimiento de confusión entre padres, madres, profesores, equipos de orientación y alumnos para comprender el significado y las características de las Altas Capacidades Intelectuales. Todo esto es posiblemente al desconocimiento del término y lo que ello implica. Los estereotipos y mitos, así como a los cambios históricos asociados al concepto de inteligencia.
Históricamente, esta confusión ha derivado en falta de detección y, en consecuencia, una falta de atención a las necesidades de las personas que tienen un potencial por encima de la media. Una sensibilidad especial y una manera diferente de observar y entender el mundo en el que vivimos. De la mano de la confusión y el desconocimiento viene la falta de detección y valoración. Lo cual lleva a intervenciones deficitarias que suelen generar un gran perjuicio; manifestado a través de desequilibrios emocionales, falta de recursos educativos adaptados a su potencial y sentimientos de indefensión, entre otros.
Todos los factores mencionados llevan a la sociedad en general a emplear de forma errónea el término “superdotado”. Generándose así una imagen prototípica, estereotipada, mitificada y, sobre todo, poco real.
Tradicionalmente, la inteligencia ha sido entendida como capacidad y competencia, apareciendo siempre relacionada con el Cociente Intelectual (CI). De esta forma, la inteligencia era entendida como un factor único, donde si se obtienen elevadas puntuaciones en test de medición psicométricos, se traduce directamente en sobredotación, no teniendo en cuenta otras habilidades, capacidades o aptitudes.
Afortunadamente, en las últimas décadas, se han producido cambios significativos en este concepto. Y, por tanto, en las Altas Capacidades Intelectuales.
Autores como Howard Gardner con su teoría de las Inteligencias Múltiples han revolucionado el estudio de la inteligencia. Y, de manera inherente, el de las Altas Capacidades Intelectuales. Este psicólogo, investigador y profesor de la Universidad de Harvard ha roto con el concepto único de inteligencia abriendo las puertas a una concepción multidimensional de la misma. Gardner define, en 1995, la inteligencia como variables intelectuales superiores asociadas a factores verbales, lógicos, matemáticos, creativos, espaciales, emocionales y sociales. Llegando a definir un mínimo de 8 inteligencias: musical, corporal-cinestésica, interpersonal, lingüístico-verbal, lógico-matemático, naturalista, intrapersonal y visual-espacial.
Gracias a esta nueva concepción, la inteligencia es mucho más que una habilidad intelectual superior de carácter lógico-deductivo y que un CI elevado. Actualmente, la Inteligencia y las Altas Capacidades Intelectuales se entienden como una paleta de colores con diversas texturas y matices. Que se manifiestan en cada individuo de una manera única. Estas pueden aparecer en forma de sobredotación, talentos lingüísticos, matemáticos, lógicos, espaciales, naturalistas, creativos, académicos, artísticos, tecnológico. Comprendiendo la inteligencia y los perfiles intelectuales en toda su variedad y complejidad.
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